LA OPCIÓN DEL PSICÓLOGO/A

¿Cuándo asistir al Psicólogo/a?

Es difícil definir esta pregunta con facilidad. La respuesta más fácil sería: "Hay que ir a consulta psicológica cuando sintamos que nuestros recursos propios ya no son suficientes para resolver nuestros problemas y necesitamos a una persona, preferiblemente un profesional, para que nos ayude a reactivar esos recursos o a encontrar nuevas herramientas para solucionar nuestras dificultades".

Y aunque ésta puede ser una respuesta válida, lo cierto es que la Psicología y la Psicoterapia en general, aún no gozan de la popularidad y de la demanda que debiera ya que, infortunadamente, aún se asocian estas disciplinas con la locura, o como popularmente se dice: "estar mal de la cabeza". Esto hace que muchas personas que podrían consultar se queden "enredadas" en sus formas ineficaces de solución y refuercen sus problemas en vez de aliviarlos o resolverlos.

También podríamos decir que se puede asistir al psicólogo cuando estamos interesados en contrastar algunas visiones, cuando queremos hacer una revisión de nuestra persona (como una especie de revisión periódica, como la que se les hace a los automóviles) o para pedir ayuda para una tercera persona. Y podríamos añadir que para algunas personas tomar la decisión de ir al psicólogo es consecuencia de una intuición: "era el momento de hacerlo" o "algo me decía que no me debía quedar sólo con mis propias opiniones".
Sea como sea, la opción de pedir consulta psicológica, en aquellos casos en que no hablamos de derivaciones institucionales formales, sino como consecuencia de la mera decisión personal, podría hacerse de manera más natural, más espontánea, más fácil. Aún hoy día, a pesar de las evoluciones de las disciplinas, y en especial la Psicología y la Psicoterapia, para muchas personas pensar en asistir a éstas se hace con ciertas prevenciones mentales por equivocados estereotipos que no se corresponden con la verdadera ayuda que se recibe.
La sensación que muchos psicólogos tenemos es que a consulta van muchas menos personas de las que lo necesitarían y esto también es una reflexión para la disciplina en sí, que debe seguir luchando por posicionarse como un servicio público a la misma altura de la medicina general y a la cual se pudiera acceder de forma personal cuando se considere necesario, aún a riesgo, como en la medicina, de que muchos casos sean más pertinentes para otras disciplinas o especialidades.
Si cree que una visión, opinión, estrategia, herramienta o sugerencia de un tercero, principalmente un profesional de la psicología, le puede venir bien, ¡ACTÚE!. Déjese ayudar, consulte.